Aspectos básicos de la enfermedad hemorrágica epizoótica

Han transcurrido poco más de dos meses desde la declaración oficial de la presencia de la viruela ovina en nuestro país, y casi sin darnos tregua, una segunda enfermedad vírica que afecta a los rumiantes, la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE), se presenta también en España. Ya se ha confirmado la infección en 2 granjas de bovino de Sevilla y Cádiz, con sintomatología compatible en otras 33. Hace tan solo unos días, el 10 de noviembre, las autoridades italianas declaraban la presencia de la infección en la isla de Cerdeña (Italia), representando ésta, la primera descripción en Europa.

La EHE es totalmente diferente a la viruela. Se trata de una arbovirosis transmitida por vectores, compleja por tanto de manejar. Una patología infecciosa no contagiosa, cuyas formas más graves afectan a los cérvidos, si bien también puede afectar a otros rumiantes como el ganado bovino. Se trata de otra de esas infecciones «que era previsible que pudiera llegarnos algún día» pues llevaba años dando vueltas por el área mediterránea.

En Sherlock-Health, hemos preparado rápidamente esta entrada con el objetivo de introducir algunos ASPECTOS BÁSICOS DE LA INFECCIÓN, a la espera de la evolución de la misma.

Agente causal: La infección está ocasionada por un virus ARN del género Orbivirus (familia Reoviriadae), muy similar al virus de la lengua azul, del que se han descrito hasta ahora un total de 7 serotipos (1, 2 y del 4 al 8). El virus de Ibaraki, que ocasiona brotes de la enfermedad de forma esporádica en Asia, forma parte del serotipo 2.

Distribución geográfica: El virus se ha detectado a nivel mundial, en el continente americano, Asia, África o Australia. Hasta ahora, no se había descrito su presencia en Europa.

Situación en el norte de África: Se han descrito diversos brotes de la infección en el norte de África, en países como Marruecos, Argelia o Túnez, asociados al serotipo 6. No obstante, en Túnez, en el año 2021, fue un virus clasificado como serotipo 8 el responsable de una serie de brotes distribuidos por todo el país. No se evidenciaba la circulación de ese serotipo desde el año 1982, cuando se detectó en Australia.

Ser humano: NO afecta al ser humano (no es una zoonosis).

Especies afectadas: Descrito por vez primera en el estado norteamericano de New Jersey, en un brote grave que afectó al ciervo de cola blanca (Odocoilius virginianus Zimmermann), los brotes más graves parecen presentarse en esta especie. Otros rumiantes silvestres como el ciervo mulo o venado mura (Odocoileus hemionus) o el antílope americano (Antilocapra americana) también se ven afectados por el virus. En el verano de 2012, se detectaron en Estados Unidos diversos brotes de la infección en cérvidos de cola blanca (65 explotaciones), pero también en otras especies de rumiantes (129 granjas de bovino, 8 de visón, 6 de yak, 1 de wapití o ciervo canadiense y una de ovino). A partir de entonces, son varias las descripciones de la presencia del agente asociado a brotes de mayor o menor importancia clínica en otras especies, no solo en los cérvidos.

Transmisión: El virus se transmite a través de mosquitos infectados del género Culicoides, al igual que el virus de la lengua azul, si bien la posibilidad de que la transmisión pueda producirse a través de otras vías no es descartable. Los vectores adquieren el virus al alimentarse de individuos infectados en fase virémica.

La transmisión es posible cuando tras alimentarse de una animal infectado en fase virémica, el virus alcanza las glándulas salivares del vector

Sintomatología: El virus se replica en las células endoteliales de los vasos sanguíneos del animal infectado, y el daño que ocasiona puede desencadenar episodios de coagulación intravascular diseminada y la aparición de procesos hemorrágicos, necrosis y úlceras en los diferentes tejidos y órganos afectados. Los cuadros de elevada mortalidad pueden cursar con fiebre, letargia, edema facial, presencia de ulceraciones en diferentes áreas anatómicas como la mucosa oral, así como lesiones en diferentes órganos como el corazón, los pulmones, riñones, etc. Pueden presentarse otros síntomas como descarga nasal y ocular, cojeras o la presencia de abortos, según refiere la bibliografía. En el ganado bovino, los cuadros parecen ser más leves y autolimitantes, si bien se han descrito episodios de mayor importancia clínica y mortalidad asociada.

En fin, ahora lo que toca es poner en marcha todos los mecanismos de control. Se nos acumula el trabajo.

Christian

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